Día de luto
Ayer, sentada en el alféizar de la ventana de mi despacho, mientras practicaba la contemplación en uno de mis kit kat, presencié la aberrante realidad que hace que este mundo gire en sentido contrario a su propia naturaleza.
Uno de mis vecinos disparó a un gato con un rifle desde su terraza y se glorificó al darle, herirle y acabar con su vida.
Mi vecino, un hombre de familia, que vive en un enorme chalet. Que conduce un coche de alta gama, que es encantador para muchos, que puede conocer a la perfección las normas sociales e incluso encandilar con su saber estar. Alguien que es esposo, padre, hijo... Que camina por la calle igual que tú, ese, asesinó a un animal.
Y yo, sentada en el alféizar de la ventana, lo vi en primera fila. Lo vi, y él me vio a mí. Y levantó su rifle en señal de victoria, y yo descolgué el teléfono para llamar a la guardia civil.
Y mientras lloraba por esa vida que se desangraba en la puerta de mi casa marcando números de teléfono y tratando de socorrerlo, él, sonreía satisfecho.
Podría haber llorado de rabia, de impotencia, de ira... Sin embargo, solo podía sentir tristeza. Una tristeza infinita por aquella vida que tiritaba ante mí. Por un pobre animal indefenso, herido, sangrando... Por un mundo en el que tu vecino de al lado puede ser un asesino.
Tuve que verlo, presenciarlo, vivirlo... Estar en la ventana en ese preciso instante, mirar hacia allí... ¿Por qué? ¿Por qué tuve que ser yo quien diera su DNI para que llamaran a su puerta, le incautaran el arma, acabara por confesar el crimen y le imputaran el delito?
Quizás el ser humano se haya deshumanizado del todo mirando hacia otro lado, fingiendo que no pasa nada, que cada uno ha de centrarse en lo suyo "que ya bastante tiene". Quizás no haya peor mal en este mundo que olvidar que vivimos en comunidad, que vivir implica respetar la vida; cualquier forma de vida. Y que cada vez que "hacemos oídos sordos frente a un disparo", muere algo o alguien incluso en nosotros mismos.
Por eso, hoy, para mí, es día de luto.
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*Este mundo carga la tristeza de miles de muertes injustas y cruentas, de animales que han sido maltratados y vejados, que han perdido su vida a causa del ser humano normalizando lo anormal.
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