Tras una decena de vueltas alrededor del sol
Tras una decena de vueltas alrededor del sol, apareces. Da igual la hora, no es hora de pedir perdón por entregarse a los pecados. Así, sin más, sin motivo ni por qué. Cuando ya no es una cama sino "la cama" en la que duermo con unas sábanas que son mías.
Te presentas con una frase tan sonora como lo fue nuestra relación, con esa eterna amistad que nos hemos jurado durante todos estos años, pase lo que pase. Dices que no vienes a rescatarme, que no quieres que te rescate. Yo no espero nada, como nunca lo esperé. Pero en el fondo sé que deseas que vuelva a arder en tu vida, y en tu cama, y para eso sólo hace falta..., ¿qué es lo que nos hace falta?
Sé que crees que la vida llega tarde y que en tu cuerpo de hojalata es hora de insertar un corazón. Pero estoy cansada de alquilar a ratos un castillo en el aire que se tambalea cada vez que... ¿qué?
Lo feliz que me hacía hacerte feliz y lo feliz que te hace hacerme ahora feliz a mí. ¡Pero es que ya soy feliz!
Insistes en que seamos valientes llenos de miedos que tiemblan y hacen temblar. Y a mí... a mí todo me da igual. Te escucho por escucharte y me pregunto ¿en qué momento pasé de no ser a ser? Me dices que no hay nada peor que perder lo que nunca fue realmente tuyo, ni despertar de una victoria con sabor a fracaso. Me cuentas tus vaivenes, las idas y venidas que has vivido. Explicas con sumo detalle cuanto te ha hecho recordarme en cada viaje invitándome a rememorar aquellas conversaciones filosóficas hasta la aurora en las que dibujabas con tus dedos el camino que me embriagara de ti.
Echas de menos todo, hasta lo que nunca hicimos juntos. Incluso la vida que no viviremos. ¡Qué mágico don de la oportunidad! Y qué putada que nuestra sinastría forme un gran trígono haciéndolo más sencillo e imposible de olvidar.
Abres tu mochila desgastada y empiezas a confirmar mis sospechas. Me llevaste contigo en cada luna, aún encendiendo diez mil hogueras. Ves la verdad en mis ojos y te apresuras a que entienda cómo prende una cerilla y cómo llega a quemar, ¡cómo si no lo supiera ya!
Lo quieres todo y yo no quiero nada. Porque ya tengo ese todo, aunque me encante arriesgar.
"Una oportunidad, una última oportunidad", repites. Pero hace una decena de vueltas alrededor del sol que salí de ese ciclo, de ese agujero negro y confuso que gira descendente en espiral.
"Dios dirá..."
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