Sin mirar atrás
Si en lugar de proyectar,
de medirnos en función de logros, posesiones o del reconocimiento, nos cuestionáramos
a nosotros mismos y evaluáramos nuestra capacidad de vivir, de amar, sería muy
distinto: si sentimos cada instante, si saboreamos el
plato, si disfrutamos preparándolo, si exprimimos cada momento; si brindamos. Qué damos, cómo
lo damos y hasta si nos entregamos.
Cuando realmente sientes la
vida, jamás piensas en los caminos que no escogiste ni transitaste, en lo que no hiciste.
Imagen, A brindar.
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