Esa mentira no es verdad





Es mucho más fácil reconocer el error que encontrar la verdad; porque el error se halla en la superficie, en la apariencia, y cualquiera lo ve; pero la verdad reside en las profundidades y su búsqueda, y acceso, no a todos se les da.

Mentiras verdaderas y verdades a medias.
Verdad.
“Te lo juro”.
Promesas…
¿Vivir en el engaño? Engañarme, engañarte, engañarnos.
¡Cruda realidad!
¿Mi realidad, tu realidad, la realidad?
Una verdad a tiempo, aunque “me muera”.
“De verdad” se puede elegir.
Vivir atrapado en una falsa realidad.
¡Qué necesidad!
Mentir, ¿para qué? ¿Con qué finalidad?
Hacer tiempo, ¿“quedar bien” un momento para llorar después?
Mentir como solución. Como ventaja. Con el fin ¿de?
“Hoy no puedo que tengo que...”. Mejor “no quiero”, “no me apetece” o sencillamente “no”.
Excusas.
¿Cordialidad, educación?
Mentir por mentir.
Invertir en maquillaje.
Las cosas son como son.
Las personas son lo que piensan, lo que dicen, lo que hacen.
Incluso cómo lo dicen y hacen.
Eso eres. Eso soy.
Y si no te gusta... Una mentira no lo cambiará, tampoco una larga explicación.
Secretos a voces que gritan en su remordimiento.
La conciencia en peligro de extinción.
Ser políticamente correcto, o no.
Naufragar en el engaño y morir ahogado.
Lealtad, fidelidad, dignidad, honestidad; valor...

Y es que esa mentira no es verdad.
A la orilla del mar, hay más oxígeno.
Y la presión atmosférica, ¿dónde está?

Imagen, A la orilla del mar.

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