La valentía reside en elegir
«Francesca bájate,
corre, no seas tonta, sal de ahí o te consumirá el polvo de la rutina y la gris
melancolía, el amor no da volumen a la radio para apagar el sonido de tus
lágrimas». Pero Meryl siempre se queda, la película no cambia por mucho que la
vea.
Francesca en su agonía
me recuerda que uno es lo que elige, el resultado de cuantas decisiones ha
tomado, aunque sepa que hay certezas que solo se presentan una vez en la vida.
Y llora…, llora con tanta intensidad que, al final, lloras con ella.
La valentía reside en
elegir, y algunas hazañas no tienen otra elección, pues no hay valentía sin
miedo.
Miedo a sufrir, o
hacer sufrir. Miedo a una nueva cicatriz. Miedo a equivocarse, incluso a
acertar. Miedo a irte o a quedarte. Miedo hablado o callado.
Miedo a poner el aire,
o a quitarlo.
Pienso en las
Francescas que conozco y en todos los entrenadores Wingo que han cruzado
puentes repitiendo el mismo nombre hasta la saciedad...
*Imagen En el paraíso. Orzola, Lanzarote.
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