La primera calle que pisar






A veces solo nos damos cuenta de lo mucho que echábamos de menos algo cuando volvemos a sentirlo, a saborearlo, a tocarlo, a olerlo...

El azar de las flores del jardín te ha traído de vuelta. Esta vez, solo con lo puesto, sin maleta.

Me acostumbré a andar descalza y pisar sin miedo sobre el calor que guarda la madera, y los recuerdos. Allí, ya no existes. No hay un lugar al que pueda volver para encontrarte. Solo pedacitos de presente que caen por sorpresa. Así es como se convierte lo insólito en real y lo inesperado en rutina. 

Ahora tengo un pequeño margen para decidir antes de que los hábitos y la cotidianidad me posean. En ese margen seré libre de todo..., podré dejar mi vida con lo justo; tal y como lo está ahora. O llenarla absurdamente como si fuese un trastero.

Ojalá el primer paso sea como el que da Wendy desde el alféizar de la ventana cuando Peter le tiende su mano un segundo antes de que se dé cuenta de que ella es capaz de volar. 

Ojalá todos sepamos elegir y nos pensemos muy bien la primera calle que pisar; con quién dar una vuelta más alrededor del sol, y vivir...




Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares