¡Qué duro es darse cuenta!






Darse cuenta, ¡qué duro es darse cuenta! Ese instante en que la venda que cubre tus ojos cae y nunca pensaste que un trozo de algo pudiera causar tanto ruido. Que algo tan etéreo pudiera romperse en mil pedazos. Y que ese sonido, ese tortuoso y desgarrador sonido, sólo fuera perceptible a tus oídos.

¡Qué duro es darse cuenta! Rendir cuentas... Rendirse. Tirar la toalla, abandonar. Despedirse de un sueño que tirita lejano, como lejanos tiritan los astros en el cielo.

¡Qué duro es darse cuenta! De lo que pierdes, de lo perdido. De quién estuvo, de alguna forma, y ya no está.

¡Qué duro es darse cuenta! Que dura es la rudeza del momento, de las lágrimas que enjugan ese final. Qué duro es darse cuenta de la propia fragilidad, de la incandescencia de algunas palabras, de la aurora que precede a la clara Epifanía.

¡Qué duro es darse cuenta! Pero más duro, aún, es no darse cuenta jamás.

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*Entre Versos y Relatos, de Dácil Rodríguez.


Comentarios

  1. Darse cuenta.... qué dolor más intenso... y aunque el dolor del momento no deja ver ni un atisbo de sensatez... con el tiempo....
    qué alegría haberlo visto y no vivir con la venda...

    eso si... tras el luto... entierro y con más tiempo aún... bautizo de tu nueva ilusión

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    1. "Podemos amasar una gran fortuna, perderla y volverla a recuperar, pero el tiempo que invertimos en algo o en alguien, eso no se recupera jamás". "Darse cuenta" supone ser consciente y por tanto implica un proceso doloroso, pero gratificante a largo plazo, necesario, imprescindible para dedicar nuestro tiempo a cuanto y cuantos sumen y no resten en nuestras vidas. ¡Saludos!

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