¡Libérate!
¡Espera!
Siéntate conmigo,
charlemos un rato.
Quiero... ayudarte,
tenderte mi mano.
¿Sabes?
Te entiendo...
¡Hay tanto en el mundo
que no comprendemos!
Sé,
como tú sabes,
que hay paro,
que hay guerras,
envidia,
corrupción,
mentiras,
lo dulce del sexo
lo corroe el SIDA.
Sé que para no verlo,
cerraste tus ojos y te apagaste.
Te sumergiste en el denso vaho
que el autoengaño ofrece.
Sé que no es ese el camino.
No tiene final y apenas comienzo.
Sé de lo que hablo,
mírate al espejo.
Mira quién eres...
¡Mírate!
¿A qué te has reducido?
Te has castigado,
culpado,
condenado...
¿Qué será de ti si te acobardas,
si anulas tus fuerzas,
si vence tu miedo?
Me mantuve al margen
y, hoy, lo lamento.
Puede estar más cerca,
hablar tu lenguaje,
decirte: ¡Aquí estoy!
Pude...
Pero sólo tú puedes realmente.
¿A qué esperas entonces?
¡Libérate!
Copyright © 2013 Dácil Rodríguez - Todos los derechos
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