En paz
Me enteré, con el tiempo, que me llamó, que me buscó, que
me recordó y me quiso hasta el fin de sus días. Creyeron conveniente
ocultármelo. También creyeron conveniente ocultarle que yo estaba dispuesta a
correr hacia él. Creyeron conveniente demasiadas cosas... Tal vez hicieran
bien, tal vez volver a estar juntos hubiera sido un gran error, tal vez
habríamos causado más dolor y sufrimiento el uno en el otro, tal vez tenían que
ser otros quienes pusieran distancia, porque ninguno de los dos fue nunca capaz
de hacerlo.
En algún momento quise volver a verle, mirarlo a los ojos
y saber si aún me amaba. A menudo solía recordarle y más de una vez me pasó por
la cabeza... ¡Me pasaron tantísimas cosas por la cabeza!
Supongo que ninguno se atrevió a desdecir a quienes nos
rodeaban, ninguno se atrevió a dar un paso al frente y nos apegamos a la idea
de que los demás velaban por nuestros intereses. Era más fácil creer que así
era, era más cómodo, más sencillo y, quizás, lo más conveniente.
Puede que pase el resto de mi vida lamentando haber
tomado esa decisión, lamentando sus lágrimas al despedirnos, lamentando no
haber sido capaz de anteponerle al mundo. Puede que pase el resto de mi vida
rememorando aquellos días felices en los que bailamos al mismo son. Puede que
no vuelva a recordar nunca los motivos que me llevaron a irme. Puede que
nuestras almas en carne viva no fueran capaces de otra cosa. Puede que me
equivocara, pero tampoco lo dije.
Creyeron que era lo mejor. Seguramente
éramos tan frágiles en todo lo que concernía al otro que les resultó un juego
de niños hacerle sentir utilizado, engañado y olvidado y hacerme ver que estaba
mejor sin mí... Pero las mentiras requieren de cómplices y la verdad siempre
acaba triunfando por sí sola, a veces tarde, a veces a tiempo... Esta vez,
cuanto creyeron conveniente duró el resto su vida y tan solo una parte de la
mía. No creo que todas las cosas se revuelvan en este mundo, en una vida; aquí
no hacen más que empezar. Tal vez, la vida solo sea un velo que la enfermedad y
el dolor tornan espeso y que algunos consiguen descorrer, pero que la
muerte desgarra para todos. Espero y deseo que cuando ese velo se rompa, pueda
encontrarle de nuevo y que nuestras almas, conscientes de la verdad, estén en
paz.
Copyright © 2014 Dácil Rodríguez - Todos los derechos
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